¡Bienvenidos al boletín número 17 de Vientos de Asia! Para quienes están recién recibiendo estos mails: éste es un boletín que envío cada 15 días, sobre cultura asiática y noticias de Asia Oriental.
En este número de Vientos de Asia vamos a revisar el maravilloso discurso que dio Han Kang, escritora surcoreana, en la ceremonia de premiación del premio Nobel de Literatura.
Luz e hilo
El pasado 7 de diciembre de 2024, Han Kang pronunció su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura en la Academia Sueca de Estocolmo. Con su voz suave y baja, casi como un susurro, leyó un discurso hermoso y conmovedor sobre las preguntas que intenta responder a la hora de escribir.
Yo tenía las expectativas altas. Al menos, para mí, el de Yasunari Kawabata cuando ganó el Nobel de Literatura, en 1968, es de los más hermosos que leído. Kawabata fue el primer asiático en obtener este reconocimiento. Años después, otro japonés, Kenzaburo Oé, recibió el premio Nobel y en 2012 Mo Yan, autor chino, obtuvo el mismo premio.
Ya les conté en un número anterior de este newsletter que la noticia del Nobel para Han Kang fue sorpresiva, pero a la vez, totalmente merecida. Ella lleva ya varios años dedicada completamente a la literatura y ese trabajo se ve reflejado con maestría en sus obras.
En su discurso, ella repasa algo de su trabajo, pero sobre todo, hace una revisión de la motivación que tenía al escribir cada uno de sus libros, llegando a preguntarse por qué escribe. Quiero citar algunas partes de su discurso, y si se animan, pueden leerlo completo en este enlace.
El discurso comienza contando que hace un tiempo, en medio de una mudanza, encontró un pequeño “libro” de poemas que había hecho de niña. Más bien eran unas hojas corcheteadas con un dibujo como portada. Allí, le llamó la atención uno de sus primeros poemas:
¿Dónde está el amor?
Está dentro de mi pecho palpitante y palpitante .¿Qué es el amor?
Es el hilo dorado que une nuestros corazones .
Luego continúa:
Antes de volver a colocar los diarios y el cuadernillo como los había encontrado y cerrar la tapa, tomé una foto de ese poema con mi teléfono. Lo hice porque sentía que había una continuidad entre algunas de las palabras que había escrito entonces y quién era yo ahora. Dentro de mi pecho, en mi corazón palpitante. Entre nuestros corazones. El hilo dorado que une, un hilo que emana luz.
A continuación, la escritora explica cómo son claves las preguntas que se plantea en el proceso de escribir.
El proceso de escribir poesía y relatos breves me intrigaba, y me sigue intrigando, pero escribir novelas tiene un atractivo especial para mí. He tardado entre uno y siete años en terminar mis libros, por los que he sacrificado una parte considerable de mi vida personal. Esto es lo que me atrae de este trabajo: la manera en que puedo profundizar y detenerme en las preguntas que considero imperativas y urgentes, hasta el punto de que decido aceptar el sacrificio.
Con La Vegetariana, uno de sus libros más famosos y que la llevó a hacerse conocida en su país y en el extranjero, se planteó cuestionamientos relacionados a la no violencia. “¿Puede una persona llegar a ser completamente inocente? ¿Hasta qué punto podemos rechazar la violencia? ¿Qué le sucede a quien se niega a pertenecer a la especie llamada humana?”.
“Tinta y sangre”, la novela que siguió a La vegetariana , continúa con estas preguntas. Rechazar la vida y el mundo para rechazar la violencia es una imposibilidad. Después de todo, no podemos convertirnos en plantas. ¿Cómo seguimos adelante entonces?
Con La Clase Griego, sus preguntas giraron en torno a cómo sobrellevar el dolor de la existencia humana: “¿podría ser que al observar los aspectos más suaves de la humanidad, al acariciar la calidez irrefutable que reside allí, podamos seguir viviendo después de todo en este mundo breve y violento?”.
Con Actos Humanos, se adentró en la masacre que realizó la dictadura militar surcoreana, a inicios de los ochentas, sobre quienes protestaban por tener un país democrático. Cientos de manifestantes murieron en estas protestas.
De niña, no había comprendido el significado político de esas imágenes, y los rostros destrozados se fijaron en mi mente como una pregunta fundamental sobre los seres humanos: ¿Es este el acto de un ser humano hacia otro? Y luego, al ver una foto de una interminable cola de personas esperando para donar sangre fuera de un hospital universitario: ¿Es este el acto de un ser humano hacia otro? Estas dos preguntas chocaban y parecían irreconciliables; su incompatibilidad era un nudo que no podía deshacer.
(…)
¿Puede el pasado ayudar al presente?
¿Pueden los muertos salvar a los vivos?Más tarde, mientras escribía lo que se convertiría en Actos humanos , sentí en ciertos momentos que el pasado ayudaba al presente y que los muertos salvaban a los vivos. De vez en cuando volvía al cementerio y, de algún modo, el tiempo siempre estaba despejado. Cerraba los ojos y los rayos anaranjados del sol inundaban mis párpados. Lo sentía como la luz de la vida. Sentía que la luz y el aire me envolvían en una calidez indescriptible.
Luego, Han Kang continúa planteándose otros cuestionamientos que tuvo en sus siguientes libros, pero creo que el que más me impactó fue cuando se refiere a Actos Humanos y esa necesidad de responder ante la crueldad y también ante la compasión humana. ¿Cómo una persona puede ser extremadamente cruel con otra y a la vez, amar y cuidar a otro? ¿Cómo , un tipo normal se transforma en un monstruo, en un torturador?
Cuando lo leí, recordé a Hannah Arendt y su teoría sobre la banalidad del mal. Recordé, cómo, la mayoría de los torturadores de la dictadura de Pinochet en Chile cumplían con un horario de oficina, de 9 de la mañana a 6 de la tarde. Que luego de infundir dolor y sufrimiento, hasta llegar a la muerte de la víctima, volvían a sus casas a besar a sus esposas y abrazar a sus hijos.
Las dictaduras en el mundo tienen más parecidos de los que nos gustaría aceptar. También en los ochentas, decenas de personas fueron heridas y otras murieron en las protestas en Chile contra el régimen militar. También aquí, una generación de jóvenes clamó por volver a la democracia.
La escritora termina su discurso volviendo al poema que escribió de niña. Es el amor, entendido como ese hilo que nos une como seres humanos, esa humanidad, esas emociones y sus misterios y movimientos, lo que la motiva a escribir y lo que la impulsó cuando niña.
El amor se encuentra en un lugar privado llamado "mi corazón", escribió la niña en abril de 1979. ( Está dentro de mi pecho palpitante y palpitante. ) Y en cuanto a qué era el amor, esta fue su respuesta. ( Es el hilo dorado que conecta nuestros corazones. )
Cuando escribo, utilizo mi cuerpo. Utilizo todos los detalles sensoriales de la vista, del oído, del olfato, del gusto, de la experiencia de la ternura, del calor, del frío y del dolor, de notar que mi corazón se acelera y que mi cuerpo necesita comida y agua, de caminar y correr, de sentir el viento, la lluvia y la nieve en mi piel, de tomarme de la mano. Intento infundir en mis frases esas sensaciones vividas que siento como un ser mortal con sangre corriendo por su cuerpo. Como si estuviera enviando una corriente eléctrica. Y cuando siento que esta corriente se transmite al lector, me quedo asombrado y conmovido. En esos momentos vuelvo a experimentar el hilo del lenguaje que nos conecta, cómo mis preguntas se relacionan con los lectores a través de esa cosa eléctrica y viva.
Es esperanzador, para mí como lectora, saber que Han Kang se plantea cuestionamientos tan profundos al escribir sus textos. Me parece, incluso, que mis reflexiones inútiles sobre cuestionamientos existenciales ya no son tan inútiles. De ahí puede salir algo que valga la pena, como un libro.
Por otro lado, me da gusto adentrarme en esas preguntas de la mano de Han Kang. Es una narradora excelente. El Nobel viene a confirmarlo y permitirá que muchos más lectores que la conozcan y visiten con ella los pasadizos de estas preguntas. Y que puedan, de alguna manera, sentir ese hilo dorado conectándonos.
Tres recomendaciones
1.- Estoy viendo Un Negocio Virtuoso. Es una serie amena, con drama y humor, sobre una tranquila dueña de casa que por necesidad termina trabajando en la venta de ropa interior y juguetes sexuales, en un pueblo a inicios de los noventas en Corea del Sur. Es muy entretenida. Consta de 12 capítulos y está disponible en Netflix.
2.- En Chile es noticia el reconocimiento que en Japón tuvo el manga (comic) de un chileno. Es como si un japonés ganara un premio de cueca en Chile, insólito, pero hermosa noticia. Los mangas son los cómic japoneses y detrás de cada número hay mucho esfuerzo de sus dibujantes y guionistas, conocidos como mangakas.
Esta vez, Brandon Arias sacó el segundo lugar el Japan International MANGA Award (Premio Internacional de Manga de Japón), con su manga “Scars” (cicatrices). El ganador viajará a Japón para recibir el reconocimiento. Espero que podamos ver pronto publicado este manga en Chile y en Japón.
3.- Como ya les conté, Netflix estrenó una nueva versión de Ranma 1/2. Debo confesar que me pegué varios días con la canción que cierra cada capítulo, el ending. Se las dejo con su traducción al español para que la disfruten.
Panoramas
Este jueves 23 de enero, a las 18.00 hrs en el Centro Cultural Palacio La Moneda, en Santiago, se presentará el libro China, arte, cultura, revolución, de José Venturelli.
Todo enero se ha desarrollado el programa Culturas de Asia, de la biblioteca de Providencia. Todavía quedan talleres y charlas que se realizarán en la biblioteca, los invito a revisar la programación en este enlace.